En primer lugar, el bonito se diferencia del atún
principalmente por la longitud de la aleta pectoral, que en el bonito es
bastante más larga, así como por las rayas oblicuas de color oscuro que el
bonito presenta a ambos lados de la zona dorsal.
Posee un cuerpo esbelto y alargado, algo comprimido. Se
caracteriza por su enorme boca, con dientes cónicos y pequeños, así como por
sus ojos grandes y redondos. Es azul plateado. En el vientre pueden observarse
reflejos irisados. Los ejemplares más jóvenes presentan el dorso azul con rayas
oscuras que descienden de los costados y que son atravesadas por otras
longitudinales. En los peces adultos, éstas últimas son las más visibles.
Puede pesar hasta 10 kilos y alcanzar una longitud de unos
90cm, si bien lo más común es que su longitud sea de 30 a 50cm y su peso de 1 a
3 kilos. Es un animal carnívoro que se alimenta de peces como sardinas, anchoas
o juereles, a los que ataca en grupo, y por tanto puede acumular tóxicos como
metales.
A pesar de existir notables diferencias, como hemos dicho,
entre los consumidores hay una gran confusión
entre el bonito y el atún. La distinción culinaria más notable, es la diferencia de texturas. Por otro lado, el color del bonito es mucho más
blanco que el del resto de los túnidos. El atún claro lo encontramos en muchas
de las conservas del mercado y se caracteriza por tener un aspecto más rosado.
Bajo el nombre comercial de atún se envasa el atún
listado, que posee una carne más oscura y de textura más áspera. Sin embargo el
atún, por su parte, dispone de un menor porcentaje de grasa: mientras el bonito
alcanza el 10%, en el atún se reduce a un 6%.
Desde Osumar os proponemos que probéis nuestras exquisitas
Supremas de Atún y disfrutéis de un sabroso plato bajo en calorías.
Fuente: gastronomiavasca.net
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